Intelectuales y política

Intelectuales y política

Grupo de Trabajo CLACSO, programación 2016-2019

Coordinadores:

Alfredo Falero Cirigliano

Departamento de Sociología – DS/UDELAR (Uruguay)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de la República

Charles Quevedo

Base Investigaciones Sociales – BASE-IS (Paraguay)

Lorena Soler

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

 

Integrantes

Ailton Teodoro

Programa de Pós-Graduação em Integração da America Latina – PROLAM/USP (Brasil)

Universidade de São Paulo

Alfredo Falero Cirigliano

Departamento de Sociología – DS/UDELAR (Uruguay)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de la República

Ana Belén Mercado

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Ana Gabriela Portillo Martínez

Investigación para el Desarrollo. – ID (Paraguay)

Charles Quevedo

Base Investigaciones Sociales – BASE-IS (Paraguay)

Christian Pabel Muñoz López

Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina – CIESPAL (Ecuador)

Dalila Sosa Marín

Investigación para el Desarrollo. – ID (Paraguay)

Dana Rosenzvit

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Danae Aravena

Universidad de Concepción (Chile)

Enzo Andrés Scargiali

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Ezequiel Saferstein

Instituto de Investigaciones Gino Germani – IIGG/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Federico Pous

University of Michigan (Estados Unidos)

Ignacio Sebastián González Bozzolasco

Departamento de Ciencias Sociales – DCS/UCA (Paraguay)

Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas – Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción

Inés Nercesian

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Juan José Paz Y Miño Cepeda

Facultad de Ciencias Humanas, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, – FCH-PUCE (Ecuador)

Facultad de Ciencias Humanas, – Pontificia Universidad Católica del Ecuador,

Julien Marie Demelene

Departamento de Ciencias Sociales – DCS/UCA (Paraguay)

Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas – Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción

Julieta Grassetti

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Karen Wild Díaz

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación – FHCE/UDELAR (Uruguay)

Universidad de la República

Lorena Soler

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Luis Francisco Popa Casasaya

Centro de Investigaciones Sociales, Económicas, Políticas y Antropológicas – CISEPA/PUCP (Perú)

Pontificia Universidad Católica del Perú

María Florencia Prego

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Matthieu Le Quang

Universidad de París (Francia)

Monica Susana Nikolajczuk

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Nicolás Matías Comini

Universidad del Salvador (Argentina)

Olga Lizbeth Guerrero Henríquez

Dirección de Investigación Científica – DICU/UNAH (Honduras)

Universidad Nacional Autónoma de Honduras

Paulo Renato Da Silva

UNILA (Brasil)

Ramón Artiles Avela

Universidad Agraria de La Habana (Cuba)

Ricardo Edgar Zelaya Medina

Autodidacta (Bolivia)

Rodolfo José Elías Acosta

Investigación para el Desarrollo. – ID (Paraguay)

Rubén Juste De Ancos

Centro de Estudios Políticos y Sociales – CEPS (España)

Sebastián Levalle

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Susana Domizain

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación – FHCE/UDELAR (Uruguay)

Universidad de la República

Verónica Giordano

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Victor Nascimento

Universidad Católica de Santos (Brasil)

Virgilio Francisco Candela Sevila

Grupo Interdisciplinario de Estudios Críticos y de América Latina. Universidad de Alicante – GIECRYAL (España)

Waldo Argentino Ansaldi

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe – IEALC/UBA (Argentina)

Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires

Yamandú Acosta

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación – FHCE/UDELAR (Uruguay)

Universidad de la República

 

El corte que impusieron las dictaduras militares en la construcción creativa de conocimiento y pensamiento crítico en América Latina –marcado por la teoría de la dependencia en la década del sesenta- mostró posteriormente recuperaciones parciales en el marco de los tránsitos a la democracia y las aperturas políticas 1980. Sin embargo, luego del llamado neoliberalismo y el protagonismo que comenzaron a tener los movimientos sociales y las luchas de variado tipo desplegadas en la región, el pensamiento, y principalmente lo que aquí preocupa, las relaciones de la configuración de las relaciones entre saber y política se trastocaron.

Durante el período de gobiernos marcados por el “giro a la izquierda” (por colocar un rótulo abarcativo a una realidad diversa) los impulsos en el pensamiento crítico han sido fragmentarios (no puede observarse una construcción acumulativa en una línea), localizados (y por tanto no necesariamente generalizables). En algunos casos atados a un desmesurado posibilismo (particularmente en el Cono Sur) o con perspectivas que si bien colocaban replanteos epistemológicos en el marco del pensamiento decolonial o poscolonial, no terminaron por impulsar ulteriores investigaciones. Más allá de estas aproximaciones (seguramente discutibles), este balance aún está por hacerse.

Y aquí estamos frente precisamente a un primer eje central de la ubicación del problema que nos ocupa: la última etapa de construcción de pensamiento crítico se ha realizado en un contexto diferente a las anteriores: otros agentes económicos dentro de la conocida tendencia a conectar crecimiento con exportaciones de materias primas, otros actores políticos, otras luchas sociales y renovadas formas de intervención de “lo social”, otras contradicciones como las de las relaciones movimientos – partidos – gobiernos – Estados. Y el otro lugar, no siempre central de los intelectuales en tensión con los expertos.

En el fondo, quizás había otra “idea de América Latina”. También de expansión de la instrumentalización y el pragmatismo en el campo de las Ciencias Sociales y Humanas. Esto significa un primer desafío: todo lo anterior implica plantearse nuevamente la cuestión de las mediaciones entre saberes y políticas y la capacidad de los impulsores de éstas de promover cautelas y autocensuras, de generar límites o de apropiarse de avances pero resignificándolos.

Si este análisis de mediaciones está pendiente de balances sustantivos, la nueva etapa política marcada por un “giro a la derecha” de la región (nuevamente, la necesidad de colocar un rótulo abarcativo para realidades tan diversas) abre nuevos desafíos en el conocimiento de la configuración de relaciones entre saberes – política. En el fondo, el tránsito que se vive no deja de estar inficionado de inercias anteriores en el pensar: donde se ubican los nuevos límites, donde se ubican las nuevas aperturas. Avanzar en el conocimiento de esto, tiene para este equipo una importancia decisiva.

Puede ubicarse aquí entonces el segundo eje central: la relación entre estructuras de poder y las definiciones que se generan sobre lo cognoscible y lo incognoscible en un nuevo contexto sociopolítico de la región. La reaparición de viejas y nuevas formas de disciplinamientos cognitivos, el encapsulamiento de determinados desarrollos del pensar mientras se promueve un nuevo “sentido común” en las sociedades, el nuevo papel de las universidades destinadas a ser reducidas a “cadenas de montaje de conocimiento” periféricas del capitalismo informacional global.

Y aquí, tercer eje para ubicar el tema, reaparece la vinculación con organizaciones y movimientos sociales. Porque la producción de conocimiento desde las universidades ha venido alejándose de las preocupaciones, impulsos y necesidades de estos agentes. Naturalmente, no se trata de procesos lineales, pero es una tendencia general.
¿Será posible desarrollar esta perspectiva en el futuro? ¿O se está ante una irreversible tendencia a la desconexión en tal sentido? ¿Qué papel tendrán las universidades en la producción de conocimiento crítico? ¿Qué tipo de puentes tenderán con los agentes políticos y económicos?. Este es un campo de luchas bastante más complejo –y con realidades bien diferentes- al que caracterizó Pierre Bourdieu en su momento con su “Homo academicus”.

La problemática que se promueve desde esta propuesta, coloca pues el problema no solo en las luchas “internas” en el campo académico, sino en las mediaciones con agentes sociales como un centro fuerte de preocupación tanto en términos de experiencias como de horizontes posibles.

Ahora bien, si se asumen ideas como las de agentes sociales en su relación con el conocimiento, estructuras de poder y mediaciones con la capacidad de pensar, contexto de conformación de modos de conocer en general, deben marcarse la contraposición con la naturalización de formas de acercamiento a la realidad levantada sobre otras bases: compartimentación del conocimiento, pérdida de visión sociohistórica y énfasis en requerimientos de uso de determinadas “técnicas” de investigación, por colocar solo algunos aspectos. Esto lleva al último eje de ubicación del tema.
En la división de trabajo intelectual global por la cual la construcción de teoría y de metodología se realiza en los países centrales y los países periféricos tienden a asumir de hecho su lugar acotado de generar su “aplicación” de técnicas para suministrar “datos”, una reducción de la realidad que sin embargo es revestida de “avance” frente a lo que puede considerarse despectivamente como “ensayismo”, “ideología”, “filosofía” entre otras groseras categorizaciones de los ejecutores dominantes, entonces corresponde preguntarse por la configuración de este cuadro en términos globales.
Esto va más allá de la discusión sobre lo que se consideran parámetros “técnicos” en la producción de conocimiento, remite a una nueva figura que desplaza al “intelectual clásico” que ahora se convierte en una figura caduca o a lo sumo marginal frente al avance de la figura del experto. Formado en diversas disciplinas (si bien los economistas siguen teniendo un peso sustantivo) el experto se erige como el nuevo proveedor de conocimiento “confiable” y de su aplicación, con la garantía de estar despojado en tal trabajo de “concepciones de mundo” que se presentan como un lastre con carácter extra “técnico”.
Algunos estudios recientes vuelven a la idea “cuadros” para mostrar el peso de este estrato social. Con pasajes continuos y alternados entre actividades en la empresa privada y en la gestión estatal, configuran redes y expanden sistemas de representación de realidad cuyos efectos y alcances en la actualidad latinoamericana no ha sido examinada con rigor.
En el mismo sentido, se refuerza el mito del management y de figuras asociadas, que se construyen subjetivamente con el perfil de supuesta neutralidad técnica y pospolítica de la gestión que impregna toda la sociedad. En suma, el estudio del campo de construcción de conocimiento y su relación con el poder no puede prescindir de esta dimensión más amplia.
Como se observa los cuatro ejes que procuraron ubicar el problema, abren a un conjunto amplio de dimensiones que es preciso profundizar, partiendo de la comparación entre países, promoviendo el intercambio entre situaciones, en la necesidad –imprescindible en el actual contexto latinoamericano- de favorecer con un impulso transversal y de mediaciones analíticas un tema central.

 

 

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